Las mejores camas infantiles con tobogán del 2025

Esta cama alta infantil de Miroytengo en blanco es perfecta para habitaciones pequeñas o si quieres aprovechar el espacio al máximo. Los peques no solo tienen su sitio para dormir, sino un hueco de unos 70 cm debajo que puedes usar como rincón de estudio, juego o para poner un armario extra. Además, con sus 109.22 cms de alto x 208.28 cms de largo x 200.66 cms de ancho encaja bien en distintos tipos de habitaciones sin saturar.

Lo que mola es que no necesitas somier porque lleva láminas integradas, lo que facilita el montaje y aseguran un descanso decente. También viene con todo el kit para montarla, así que no te líes buscando piezas sueltas. La melamina le da un look limpio y moderno, que no pesa visualmente y es fácil de combinar con cualquier decoración infantil. Si buscas algo funcional y con buen diseño, esta cama se ve bastante práctica y sin complicaciones.

Esta litera de Gelukueub en naturaleza+blanco está pensada para casas con peques que necesitan aprovechar bien el espacio sin renunciar a un toque divertido. Con unas medidas de 220.98 cms de alto x 238.76 cms de largo x 137.16 cms de ancho, la cama incluye un tobogán y una escalera en ángulo recto, lo que no sólo hace más entretenida la habitación sino que facilita que los niños suban y bajen sin problemas. Además, el diseño sencillo y natural encaja en casi cualquier decoración, evitando que el dormitorio infantil parezca un parque temático exagerado.

Un punto que me parece bastante práctico es que el espacio de debajo no lleva somier, así que puedes usarlo para almacenar cosas o montar una zona de juego o estudio. Además, los cuatro lados vallados aportan seguridad extra para que los padres estén tranquilos y evitar caídas inesperadas. Parece una opción sólida para quienes quieren algo seguro, funcional y con personalidad sin complicarse demasiado. Lo veo perfecto para familias que busquen un mueble multifuncional y con un toque de rollo casero.

Este modelo de MS FACTORY está pensado para peques que ya dejan la cuna pero aún necesitan un espacio seguro y cómodo para dormir. La idea de la cama con forma de casita es más que estética: invita al juego y a que el niño se sienta a gusto en su habitación, algo útil si quieres que el cambio a la cama “de mayor” sea menos traumático y más natural. Además, las barreras blancas evitan las caídas, lo cual da tranquilidad a padres que no quieren dormir con un ojo abierto toda la noche. Lo que me convence es su estructura sólida que aguanta hasta 120 kg, así que puedes acostarte con el niño sin miedo a que se rompa o mueva. También mola que los laterales se puedan poner y quitar fácilmente, adaptándose a cómo evoluciona el niño, tanto para facilitarle la entrada como para que tú puedas sentarte al lado. El montaje no parece complicado, y el acabado con pintura hipoalergénica inspira confianza si te importa evitar tóxicos. En resumen, parece una cama bien pensada para el día a día familiar, nada de rollos complicados ni diseños raros.